Arte egipcio
La civilización egipcia se desarrolló en un amplio período histórico, desde el IV milenio hasta el siglo VI a.C.
Hacia el 3150 a.C. el territorio egipcio, inicialmente dividido en dos grandes Reinos, fue unificado por el rey Menes, que estableció la capital en Tinis, en el Medio Egipto.
Desde ese momento en adelante la historia de la civilización egipcia fue dividida en cuatro fases principales, espaciadas por períodos de crisis del poder central y de dominación extranjera definidos “períodos intermedios”:
- Imperio Antiguo (2705-2225 a.C.)
- Imperio Medio (1987-1640 a.C.)
- Imperio Nuevo (1539-1075 a.C.)
- Período tardío (664-525 a.C.)
No obstante la conquista persa del 525 a.C. a manos de Cambises, la cultura egipcia continuó manifestando aún por mucho tiempo sus formas expresivas tradicionales, hasta la conquista de Alejandro Magno y la dinastía ptolemaica (332-30 a.C.) cuando se verificó una profunda influencia del arte griego.
Se trata de un arte completamente original porque el territorio en el cual se desarrolla, encerrado entre desiertos y mares, impidió durante mucho tiempo los contactos con otras civilizaciones. Los mayores testimonios hacen referencia sobre todo a grandiosas construcciones funerarias, como las pirámides, y templos monumentales.
En cuanto a la expresión de la clase dominante, una de las principales finalidades del arte egipcia es la de infundir en el pueblo respeto y veneración por un poder fuertemente conservador e inmutable en el tiempo, pero también la de perpetuar la vida en el más allá. La tumba no es solo un monumento para recordar al difunto: era el lugar donde el cuerpo tenía que conservarse eternamente, junto a los objetos que le habían pertenecido en vida, útiles en el más allá.
La producción artística egipcia, ligada al poder real, al sacerdotal y a la esfera funeraria, es obra de grupos de artesanos con una altísima especialización en los diferentes géneros artísticos que, a pesar de su evolución natural de la expresión figurativa, se expresan al interno de cánones preestablecidos y transmitidos de una generación a otra.
En la pintura, en la escultura y en el relieve, las representaciones responden a esquemas fijos que regulan la elección de la materia, la composición, la policromía, las proporciones y el concepto de la figura humana: dentro de estas rígidas convenciones, han sido creadas obras de extraordinario valor formal que hacen del arte egipcio una de las expresiones más completas de una antigua civilización, junto con objetos de refinadísimo artesanado que arrojan luz sobre la cotidianidad del pueblo nacido y crecido a orillas del Nilo.
En la creación de su colección, Giovanni Barracco ha reservado al arte egipcio una especial atención: considerado él mismo un valioso egiptólogo, ha podido adquirir en el mercado de antigüedades importantes obras de arte y objetos de gran valor documental. También su biblioteca, conservada dentro del museo, da testimonio con muy preciados volúmenes de los intereses científicos específicos del coleccionista.
Epoca tolemaica, Tolomeo el Filadelfo (285-246 a.J.C.)