Arte chipriota
La singular posición geográfica de la isla de Chipre, situada en el centro del Mediterráneo oriental, hace de ella un punto natural de conexión entre las culturas de tres continentes: Europa, Asia y África. También la historia misma de las dominaciones que se han sucedido en la isla, cada una de las cuales dejó una marca profunda en las manifestaciones artísticas chipriotas, testimonia el papel de extraordinaria importancia que asumió Chipre en la densa red de relaciones comerciales y culturales entre las diferentes civilizaciones que ejercieron su influencia en las costas orientales del Mediterráneo.
Fenicios, griegos, asirios, egipcios, persas, hasta los romanos que desde el año 58 a.C. gobernaron Chipre, haciendo de ella una provincia, ejercitaron durante siglos su dominio de la isla, rica en importantes minas de cobre cuya explotación data ya de finales del III milenio a.C. En la mitología griega, la isla de Chipre está indisolublemente ligada al nacimiento de Afrodita, generada por la espuma del mar y transportada por el soplo de Céfiro hasta Pafos, situada en las costas del sudoeste de la isla, donde surgió el principal santuario dedicado a la diosa.
Las obras chipriotas recogidas por Giovanni Barracco con el fin de ilustrar el importante papel de mediación llevado a cabo en la isla entre las culturas artísticas del cercano Oriente y de Occidente (en especial la griega), se sitúan todas entre los siglos VI y V a.C., documentando el pasaje entre el período arcaico y el pleno mundo clásico.
Estas, que constituyen un raro testimonio de la civilización chipriota en el ámbito de los Museos italianos, representan el fruto de una importante época de excavaciones y descubrimientos en la isla que comenzó a principios del siglo XIX y continuó hasta las primeras décadas del siglo XX, obra de diplomáticos y estudiosos, que llevó a la formación de colecciones de arte chipriota en muchos museos europeos y americanos. Este clima de gran interés favoreció asimismo el coleccionismo privado y nutrió de obras provenientes de la isla el mercado de antigüedades europeo, dando así la oportunidad a Barracco de introducir en su colección importantes restos.