Cabeza de centáuro
La cabeza, de la expresión fuertemente patética y tormentata, procede de la estatua de un viejo centáuro que, en origen, llevava en su lomo la figurilla de un pequeño erote. La creación remonta al siglo II a. J. C. y representa una alegoría de las penas de amor que tormentan la vejez en contrposición a los juegos amorosos de la edad juvenil (simbolizados por un centáuro risueño). Las copias mejores de estas obras son las en mármol ceniciento morado, firmada por los artistas Aristeas y Papias de Afrodisia, descubiertas en la Villa Adriana y consevadas en los Museos Capitolinos.
Obras maestras de la sala
La sala
En estas dos pequeñas salas se encuentran algunas preciosas copias de esculturas griegas del primer helenismo, junto a un notable número de ejemplares de arte arcaístico.